2020 | 2021. Chenque.
Mi trabajo consiste en construir vistas, panorámicas y mapas con fotografías, imágenes satelitales y reconstrucciones 3D que buscó en Google Earth (GE) y Google Street View (GSV).
En algunas ocasiones mientras construyo mapas modifico algunos parámetros del programa (GE) para aterrizar de la mano de Pegman, el hombrecito naranja.
A nivel del suelo la tierra despliega su relieve y los volúmenes de la arquitectura, el paisaje parece más real aunque el algoritmo que ensambla nuestro mundo tridimensional todavía esté lejos de ser perfecto.
Aparecen las fallas, las faltas de información, se ven las cicatrices de la piel hecha de fotos que recubre las mallas del modelo 3D de la ciudad y sus alrededores.
Aprovecho para viajar en el tiempo, elijo la estación y la posición del sol más convenientes para fotografiar.
Practico screenshotting (capturas de pantalla), un procedimiento que realizo íntegramente dentro de la computadora, relacionado con la apropiación y los videojuegos y que es considerado en los límites de la fotografía (práctica asociada tradicionalmente con el uso de la cámara y la inscripción de la luz sobre una superficie fotosensible).
Es entonces cuando el mundo en línea por el que camino, sentada cómodamente frente a mi pantalla retina de 27”, deja de ser una superficie plana y se transforma en algo semejante al escenario de un videojuego, un paisaje digital transitable, predefinido, simulado con polígonos y texturas, parecido en su aspecto al mundo real pero mucho más bello, limpio y seguro.
Esta semejanza, cada vez más precisa y confusa, no deja de desorientarme. Me pregunto si estas imágenes que encuentro y me fascinan son referentes (o índices de lo real) o si me parecen reales porque se parecen a fotos.
Durante la primera cuarentena de la pandemia de COVID 2019 fui invitada a participar en “Hacia un Socialismo Topográfico” una plataforma online de trabajo colaborativo.Este trabajo fue realizado en colaboración con Archivo Tuna y Proyecto Visitantes, dos espacios auto gestionados de la provincia de Chubut, Patagonia, Argentina, teniendo como eje central el concepto de zona de sacrificio.
El cerro Chenque es emblema geográfico y simbólico distintivo de Comodoro Rivadavia, divide y atraviesa a la ciudad capital nacional del petróleo, el enclave petrolero más importante de la Patagonia sur. Su nombre proviene de la lengua de los pehuenches que habitaron la región, significa cementerio o sepultura. El cerro está compuesto por materiales sedimentarios intercalados con bancos de ostreras milenarias, es parte de una meseta inestable que drena hacia el mar. En 1980 el área que ocupa fue categorizada como zona de “elevado riesgo geológico” por los deslizamientos naturales (movimientos de gran magnitud, rápidos y de difícil predicción temporal) que provocan aludes de tierra documentados desde las primeras décadas del siglo XX y que desde hace 20 años ocurren cada vez con más frecuencia. En 2011 se iniciaron las obras de aterrazamiento para liberar de peso los sectores críticos de riesgo.
Mientras la provincia del Chubut amplía su matriz extractivista de explotación de recursos energéticos también profundiza una de las mayores crisis políticas, sociales y económicas de su historia.
Ficha técnica: Marcela Magno. Chenque. 2020 / 2021. Inkjet sobre papel Canson Baryta 310 gs. Tamaños variables: 40×40 cm. 60x40cm. 110x80cm.